viernes, 12 de septiembre de 2014

La vida de José en sus primeros años


1ra Parte



Escrito por:   Lic. Wilton E. Ubri Díaz





Analizando la vida de José encontramos un legado impresionante de su vida, como unos de los hombres más sumisos a la voluntad de Dios.

Desde sus inicios no tuvo una vida muy agradable que digamos, ya que en su hogar la cosas no caminaban bien,  todo da origen cuando Jacob se enamora de Raquel luego de salir corriéndole a su hermano Esaú, al enamorarse de ella trabajo por siete años por ella, después de llegar a un acuerdo con su padre Lavan, pero no todo resulto  bien para Jacob, porque luego de trabajar por ella (Raquel), lavan su tío lo engaño al decirle que no era ella la que le correspondía sino a Lea, la primogénita, quien luego de lo siete años fue esposa de Jacob, pero el lucho por la que  amaba,  Raquel, y tuvo que trabajar por siete años más, hasta casarse con ella.

 Al parecer todo ya estaba resuelto para Jacob, pero se presentó un inconveniente que salpico la vida de la familia, por casi toda la vida de ambos, Raquel no podía dar hijos, y su hermana se burlaba de ella. Más sin embargo la palabra de Dios dice que el Señor se  acordó de ella, y concibió y dio a luz a su primogénito José.

Génesis 30:22 Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos. 
30:23 Y concibió, y dio a luz un hijo, y dijo: Dios ha quitado mi afrenta; 
30:24 y llamó su nombre José, diciendo: Añádame Jehová otro hijo. 



Desde ese momento José se crio en un hogar, disfuncional ya que había pugna entre su madre Raquel  y su hermana Lea.

La palabra de Dios relata que los hijos de BILHA sierva de Raquel que eran Dan y Neftalí y los hijos de Zilpa sierva de lea Gad y Aser. No tenían buenos comportamiento en su andar y por consiguiente, José al estar con ellos tenía que denunciar los actos de malas conducta de ellos.


Génesis 37:2 Esta es la historia de la familia de Jacob: José, siendo de edad de diecisiete años, apacentaba las ovejas con sus hermanos; y el joven estaba con los hijos de Bilha y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre; e informaba José a su padre la mala fama de ellos. 

Por consiguiente encontraba en ellos el repudio y el odio, pero la historia no se queda ahí, ya que la escritura dice que su padre Jacob lo amaba más que a los demás hermanos, la escritura dice:

Génesis 37:3 Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores. 

 Pues al tenerlo en su vejes, lo amaba más, agregándole que también era el primogénito de Raquel la mujer a quien más él amaba.
Sus afectos hacia él lo movió hacerle una túnica de colores, en la antigüedad esta túnica representaba un distinción, se le daba a los primogénitos como señal de liderazgo. Esto originó, que sus hermanos le tuvieran envidia, rencor y no quisieran saber de él. Así dice la palabra:

Génesis 37:4 Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente. 

Esto indica que el hecho era de gran tensión para los padres de José, y para el mismo, ya que los hermanos, no querían saber de él, y al hablar lo hacían con palabra áspera, grotesca y no de buen ánimo, cuando se dirigían al él, talvez,  en ocasiones no le hablaban, lo ignoraban, imagínese usted si viviera en esta situación, como serian para usted, esos días, que su propia familia no lo quisieran, sino que, le hablaran violentamente, ¿cómo usted pasaría su niñez?, diferentes a  eso lindos momentos de juegos entre sus hermanitos, que usted tiene ahora de recuerdo, y los conversa en reuniones familiares, esos grandes momentos!.  Pero para José no fue así, Sino de desprecio y odio hacia él.

Luego que José creció en su adolescencia comenzó el Señor a darle algunas revelaciones que él, como inocente no entendía lo que soñaba, y los sueños se lo contaban a la familia, originando otro motivo de aumentar el odio y la envidia de sus hermanos.

El primero de los sueños fue el siguiente:

Génesis 37:5 Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía. 
37:6 Y él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado: 
37:7 He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío.

En sueños el señor le hablaba del futuro, que sería el, quien gobernaría  sobre ellos, ya que, en los acontecimientos que vemos en la vida de los hermanos de José, él era el de más sincero corazón, Dios le escoge para que sea quien en lo posterior cuidara el pueblo naciente escogido por El en la tierra de Egipto.

Sin embargo, este sueño causo una gran polémica, aumentando más el odio entre sus hermanos y dijeron lo siguiente:

Génesis 37:8 Le respondieron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? Y le aborrecieron aún más a causa de sus sueños y sus palabras. 
Para agravar más el problemas, de odio y repudio hacia José , el volvió a soñar de nuevo, Pues Dios mismo le estaba diciendo el porvenir de su vida, en estas revelaciones.

Génesis 37:9 Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí. 
37:10 Y lo contó a su padre y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti? 
37:11 Y sus hermanos le tenían envidia, más su padre meditaba en esto. 

 Este sueño aumenta significativamente el conflicto, ya que, el desprecio y odio se aumenta aun mas, la respuesta de Jacob un poco sorprendido de estos sueños, parece indicar que no creía en lo que José le contaba, pero en lo adelante, vemos que al parecer Jacob, le hablo de estas manera para que sus otros hijos, no lo siguieran repudiando, como lo estaban haciendo desde el principio, pero al final del verso once (11), nos da a entender que Jacob entendía que Dios le estaba dando una promesa profética a su hijo José, pues dice la escritura que el meditaba en esto. Por consiguiente, sino  hubiera tenido por importante, estos sueños, no había meditado.


Continuará.




Escrito por:   Wilton E. Ubri Díaz

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